dilluns, 9 d’octubre del 2006

Talismanes

El pan que la madre incorporó
en nuestro equipaje
como un imán que fragüe
el retorno a sus brazos.

El recuerdo de los amigos
que en la distancia asumen
su condición de arcángeles.

La imagen del viejo eucalipto
como un oloroso mástil
en la marea final del ocaso.

La memoria del viento
con su antorcha de sonidos
por el silencio del Altiplano.

Los ojos de un niño
pendiente en el frío
del ajedrez de los astros.

La antigua fragancia de un
cuerpo
que descorrió sin saberlo
las cortinas del deseo.

Las palabras natales
que fielmente nos siguen
camino de cualquier parte

y que imprimen como
Verónicas
lo que vuelve en los fortuitos
vitrales de la memoria.

Eduardo Mitre (Oruro, Bolivia, 1943)