Anoche te soñé. Te encontraba en la selva, recostada en una hamaca tendida entre dos árboles altísimos.
No vi en mi sueño ninguno de tus captores. Sólo tu y la selva, y los pájaros que no callaban, y a mi me molestaban porque me costaba entender tu voz: hablabas muy bajito, estabas muy cansada. No recuerdo nada de lo que me dijiste, pero hablaste. Mirabas al suelo distraídamente y susurrabas.
La selva era oscura, pero nuestro espacio generaba luz, y fuera de nosotras todo era amenazador, frío, húmedo.
Me senté contigo y peiné tu melena. Tu sonreías y cerrabas los ojos.
Luego te acostaste y yo te arropé y te acaricié la frente, como hago tantas veces con mis hijos, hasta que te dormiste plácida, y yo pensé, éste es el único momento en que está libre.
Cuando esta mañana me he despertado, he tenido la sensación de que realmente había estado acariciándote. Y luego he deseado que estés donde estés puedas haber sentido un poco del cariño que he intentado darte en mi sueño.
2 comentaris:
quina il·lusió! un nou post al teu blog! et segueixo! m'encanta el teu blog, per la teva sensibilitat!
Moltes gràcies!
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